Diego Adrián Loscri (El Cebolla). La imagen es elocuente. Casi como atracción de circo, encerrado y maniatado en los confines de un destino opaco y apartado de la gente que lo idolatra, Diego Loscri cosechó admiradores en Racing pero por esas cosas de la profesión tuvo que salir a mostrar su talento fuera de los límites de Avellaneda.Chiquito, escurridizo y habilidoso, nació en Barracas el 22 de abril de 1977 y cinco años más tarde llegó al baby fútbol de La Academia. Allí se formó y se consolidó como un enganche a tener en cuenta. Su debut en Primera División se produjo en 1999, cuando apresurar a los pibes de las inferiores parecía la solución del mal momento futbolístico. Igual, al Cebolla lo apuraba el calendario. Con casi 22 años necesitaba despegar. Tuvo en contra dos lesiones que lo postergaron: una fractura en el peroné de su pierna derecha y la rotura de los ligamentos de un tobillo. Se las arregló como pudo y con la confianza del Pampa Jorge logró sumar varios partidos (en su puesto tuvo a otros por delante, como Sixto Peralta, Vicente Principiano y Maxi Zanello).Fanático del ciclo “Todo por $2″ y de Racing, se dio un gusto por partida doble cuando integró el plantel campeón del Apertura 2001 que hizo festejar a Diego Capusotto. Con pocas chances de ser titular, permaneció en el club (51 partidos, 1 gol) hasta marzo de 2003, cuando fue cedido al The Strongest de Bolivia, con la mínima esperanza de que allí pudiera jugar la Copa Libertadores (los Tigres tenían que pasar a la segunda ronda). No se dio esa oportunidad y tuvo que conformarse con disputar la liga local. Y parece que anduvo bien, porque los dirigentes bolivianos quisieron renovarle el préstamo por 6 meses más. Eso si, no tuvieron en cuenta que Racing pedía 200 mil dólares y el bueno de Cebolla quedó varado hasta diciembre de 2003, cuando apareció el Guaraní de Brasil y se lo llevó para que haga buenas migas con otro argentino, Leonel Liberman.Aunque no le fue para nada bien (se fue al descenso, tuvo inconvenientes para cobrar y vio pasar 8 entrenadores), medio año en el fútbol brasileño le dio el handicap suficiente para saltar a Europa. Asi que no tuvo problemas para firmar con el Castellón, de la Segunda División B de España (2004/05). Allí ilusionó a sus hinchas a su llegada porque desde los medios se había dicho que era un jugador de notable calidad. Sin embargo, su hábitat fue el banco de suplentes hasta que, casi a final de temporada, llegó un nuevo entrenador y le dio más protagonismo. Él, agradecido, le devolvió la gentileza marcando un gol que clasificó al equipo a los play-off de la competición. Todo cerró de la mejor manera cuando el equipo albinegro ascendió a la Segunda A.¿Y Loscri? Fue ninguneado como pocos, no se le renovó el contrato y al día de hoy sigue con paradero desconocido, quizás con el pase en su poder y esperando que aparezca un club que le de buenas condiciones de laburo.
sábado, 18 de julio de 2009
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